Salir del automático

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¿Por qué reutilizar si puedo comprar? ¿Por qué arreglar si puedo renovar? ¿Por qué lavar si puedo tirar? ¿Por qué repensar si puedo seguir viviendo en automático como si el mundo no pidiera a gritos auxilio?

La crisis climática es la invitación a la toma de consciencia. A dejar la comodidad de lo homogéneo y hecho en masa por lo inigualable de lo artesanal.

Tirar a la basura sigue siendo, muchas veces, una tentación. Se tarda segundos en echar un objeto roto a la basura y olvidarse de él para siempre. Pero tenemos que tener presente, que ese objeto no desaparece, que sigue ahí roto y olvidado, ocupando espacio entre toneladas de basura, todas recordándonos lo mal que hacemos las cosas y lo irresponsables que hemos sido.

Tratar de evitar la generación de basura es la puerta de entrada a un mundo amplio y creativo. Un mundo en el que los residuos pueden convertirse en materia prima para la creación de objetos de todo tipo. Para ello se necesita animarse a salir del automático, evitar caer en la trampa de pensar que hay que comprar todo nuevo, caro y en masa porque eso es un símbolo de estatus y pertenencia. Ser igual a lxs demás, defender la homogeneidad desde nuestros objetos, es para mí un síntoma de sometimiento ante una estructura de consumo que a veces nos aplasta.
Encontrar alternativas, darle valor a lo que es único, sentir la satisfacción de "fabricar" un objeto (aunque más no sea sacarle la etiqueta a un frasco y ponerle una nueva que lo redefina), ver aquello que ya existe como un recurso, cómo materia prima, cómo estímulo creativo que rompe con el insostenible paradigma de la descartabilidad y echa un haz de luz que deja ver la posibilidad de una vida plena, disfrutable, bella y sustentable.